No tienes que ser mujer para darte cuenta que la mitad de la población mundial vive bajo un miedo constante a ser violentada sólo por su género. En México se asesinan 9 mujeres a diario, y al menos 6/10 han sufrido alguna vez algún tipo de violencia. ¿Por qué hemos tenido que llegar a estos extremos para que los temas de género y violencia comiencen a importar en verdad?

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Contexto actual del feminismo latino
Las circunstancias en Latinoamérica presentan una situación difícil para que el feminismo contemporáneo, en cualquiera de sus vertientes, se desarrolle con mayor libertad.
La mentalidad patriarcal dentro de los países de esta región aún es muy dominante, por lo que los estereotipos y los roles sociales tienen un fuerte arraigo costumbrista y conservador, y a eso agreguemos unos altos índices de pobreza.
El fenómeno del feminismo en Latinoamérica es un caso que hay que tener presente, ya que no sólo busca deconstruir la sociedad patriarcal, sino también fracturar la idea misma de desigualdad. Sus metas, a diferencia de otras regiones, se basan en una necesidad regional e histórica, en las que se plantea superar tanto las barreras tercermundistas, como aquellas que ha establecido el patriarcado.
En otras palabras, se busca acabar tanto con la idea de una sociedad que sufre por las desigualdades socioeconómicas, como patriarcales.
Si bien, el surgimiento de sus feminismos es complicado y diverso, el verdadero reto se trata de: definir el ritmo de sus avances y alinearlos a una causa común.
A lo largo de la historia, el feminismo se ha presentado como una lucha difícil de definir y establecer, ya sea por la complejidad de determinar su sujeto político, como por la intromisión insistente contra el sistema patriarcal y las diferencias internas entre sus partidarios. Sin embargo, todos esos factores más que deformar la causa, la han ampliado.
América Latina se ha caracterizado tanto por sus diversidades geográficas, étnicas, culturales y socioeconómicas, como se ha distinguido por sus altos contrastes de desigualdad y tensiones sociopolíticas aún latentes en la actualidad.
Su cultura y concepto de la moral se han fijado en un marco de desigualdad que impacta en los aspectos individuales y colectivos de su población que, a su vez, afectan los procesos de socialización y de aceptación social cotidiana.




